Skoda Fabia 1.0 TSi. Un pequeñín entre gigantes

El Salón de Ginebra se presenta tan interesante como todos los años, es el evento más importante de Europa y los fabricantes lucen sus mejores galas y presentan sus mejores novedades y prototipos. Pero entre tanta máquina de ensueño, entre los Ferrari y Pagani, Skoda se abre hueco con una opción mucho más racional y presenta el nuevo Skoda Fabia 1.0 TSi.

Realmente no se trata de un nuevo modelo, sino del estreno de un nuevo motor de 1.000 centímetros cúbicos, tres cilindros y el imprescindible turbo, que apuesta más que nunca por el downsizing mientras se puede, pues en cuanto llegue la nueva normativa, estos motores tendrán que decir adiós y dejar su lugar a lo que muchos aficionados denominan como motores ‘de verdad’. Con más cilindrada y, en teoría, mejor tacto y par a bajas vueltas.

Con el nuevo 1.0 TSi se sustituye al anterior 1.2 TSi, con cifras similares de potencia pero con menores niveles de consumo teóricos. Lógicamente se trata de un motor más pequeño y ligero, 10 kilos menos que el 1.200, que recibe además un sistema de inyección con más presión alcanzando los 250 bares ofreciéndose con dos niveles de potencia: 95 y 110 CV. Los consumos anunciados son casi calcados en las dos variantes, con 4,3 litros de media cada 100 km para el primero y 4,4 litros para el segundo. La caja de cambios es manual con seis relaciones pero en opción, aunque sólo para el más potente, se puede optar por el automático de doble embrague DSG de siete relaciones.

Incorpora algunos ‘cachivaches’ interesantes para contribuir a consumir lo justo y necesario. Por un lado, monta una bomba de aceite de caudal regulable, capaz de ajustar su presión para adaptarse a la carga del motor y por otro lado, integra el intercooler que enfría el aire que se dirige al turbo, en la propia toma de admisión, facilitando así el aumento de la presión de admisión y mejorando la combustión.

No todo van a ser deportivos estratosféricos en el Salón de Ginebra, ¿verdad?