OMG: ingenieros de Ford se duermen durante las pruebas de sus coches autónomos

El futuro del automóvil, al menos según ciertos sectores, es la conducción autónoma. Es decir, que los vehículos circulen son que las personas tengan que hacer nada, incluso podrán circular sin ningún ocupante. La idea, como ocurre con muchos otros sistemas desarrollados durante la larga historia del automóvil, es reducir los accidentes de tráfico. Evitarlos y que desaparezcan en el mejor de los casos.

Un objetivo elogiable a todas luces y una ganancia absoluta para la sociedad, pero el peor de los panoramas posibles para todos aquellos que disfrutan de la conducción, pues ya se habla en la red de redes sobre la prohibición de conducir como lo hacemos actualmente en unos 15 o 20 años. No obstante y a pesar de existir coches semiautónomos a la venta, todavía faltan por pulir pequeños detalles y algunas lagunas en cuanto a normativa, así como concienciar a los conductores del cambio.

Esto último no parece ser un problema especialmente complicado, pues algunas encuestas hablan de que al menos el 45% de la población estaría dispuesta a comprarse un coche autónomo y además, los mismos ingenieros de Ford se están quedando dormidos durante las pruebas de desarrollo de esta tecnología. El motivo, es que además de la confianza en el funcionamiento de los sistemas, la inactividad supone un aburrimiento supino que lleva a quedarse dormidos a los ocupantes.

Suena a broma e incluso a un suceso divertido, pero no lo es. Al parecer, el problema afecta a los coches autónomos que requieren la supervisión del funcionamiento por parte de los ocupantes, una categoría de vehículo autónomo que en Estados Unidos ocuparía el ‘nivel 3’ de un total de 6 niveles que abarca la normativa yankee respecto a estos vehículos. Dicha normativa comienza con el ‘nivel 0’, donde una persona debe ocuparse de todo lo correspondiente a la conducción y termina con el ‘nivel 5’, donde las personas son meros ocupantes del vehículo sin que deban hacer nada al respecto.

En Ford ha intentado de todo para evitar estos ‘ataques’ de sueño; han instalado señales acústicas, zumbadores, asientos que vibran, volantes que se zarandean e incluso un segundo ingeniero como copiloto que ha servido para poco más que no dormir solo. Ha sido imposible evitar que los responsables de vigilar el correcto funcionamiento del vehículo estuvieran pendientes continuamente. Así que se ha tomado una decisión: los coches autónomos de Ford no necesitarán ningún tipo de supervisión por parte de los ocupantes y sólo se venderán vehículos correspondientes a los niveles 4 y 5 de la normativa americana.

Ford da el primer paso, pero que no le extrañe a nadie que el resto de fabricantes involucrados con el desarrollo de esta tecnología sigan el mismo camino. El problema de aburrimiento por inactividad sucederá en todos los coches autónomos, independientemente del fabricante, a no ser que encuentren la manera de evitar las siestas al volante…